4.7.12

El latir del propio corazón.

Esta mañana estaba tumbada en la cama sin poder dormir, llorando y escuchando música para evadirme, sin ningún resultado, de mis pensamientos negativos. No tenía fuerzas para moverme, ni para abrir los ojos, ni siquiera para respirar.


Por un momento el corazón me latía muy muy despacio y era una sensación nueva que no se explicar. Sentía como si en algún momento fuera a dejar de latir para siempre. Había parado la música y me había quedado con los ojos entreabiertos escuchando el lento boom boom,  sin apenas respirar y sin pensar en nada más que en el sonido que emitía mi propio órgano vital.
Quería que mi corazón dejara de latir para siempre. Pensaba que mi cuerpo lo iba a hacer por si solo y no sufriría.


Al cabo de un rato abrí los ojos del todo y vi que seguía en mi habitación, con los rayos de Sol entrando por la ventana. Seguía tumbada en la cama, en silencio. 

Rota por dentro, viva por fuera.

25.6.12

Quiero ser un cactus.

No se si es la calor que hace hoy o el estar resfriada pero estoy que no estoy.
Te hablan pero no escuchas, hablas pero no sabes que dices, miras pero no ves nada.
No soy persona. 


Cuando pasan los años menos me gusta ser persona. Yo quiero ser un cactus.
Ser persona implica mucho sufrimiento, sobretodo emocional. Lo malo es que ese cansancio psicológico acaba pasando factura al físico.
Maltratamos a nuestro cuerpo toda la vida. 
No me gusta ser persona porque no me gusta sufrir ni ver sufrir a los demás.
Llamadme soñadora o infantil pero yo quiero que todo el mundo sea feliz, que nadie nos utilice, que no nos hagan daño, que nadie necesite burlarse de los demás para sentirse mejor con si mismo.


Ser un cactus tiene que estar bien.
No piensas, no tienes sentimientos, no te pueden hacer daño porque tienes espinas que te protegen y con un poco de agua, sales minerales y la luz del sol ya vives feliz.